La capacidad expresiva del cuerpo humano es infinita. Un cuerpo desnudo, más allá de ninguna connotación sexual, es puro arte. Fotografías conceptuales sobre la idea del cuerpo es lo que nos trae Evelyn Bencicova en su serie Ecce Homo (término latino que significa "he aquí el hombre" y que se cita en términos de violencia o guerra), en la que vemos a un montón de cuerpos amontonarse y formar extrañas formas escultóricas. En ningún momento vemos ninguna cara, lo que ayuda a despersonificar a cada uno de los actores participantes.
El resultado es algo perturbador: no sabemos porqué están esos cuerpos ahí, ni qué pretenden. Es una mezcla entre coreografía, estética y una representación teatral. De gran sensibilidad artística, hay algo en estas figuras que nos evoca sentimiento de colectivo humano. Sentimientos a flor de piel.